viernes, 30 de enero de 2009

La semana de las mascotas

Hace tiempo que no comento sucesos y extrañezas de nuestra fauna, sin embargo esta semana hemos tenido una serie de "visitas" que merecen mención.

La primera generó alarma general en el campus. El grupo editor de nuestra revista, "The Spectacle", presidido por Rose y Sabriye, se hallaba reunido junto al lago cuando apareció el inesperado intruso. De entre las hierbas emergió su cuerpo erguido, su cabeza aplanada, su capucha desplegada y su lengua bífida. Rose, la única vidente del grupo, dio el aviso: "Levantaos lentamente y acercaos a mí. Eric, no hagas ningún movimiento brusco, tienes a una serpiente cobra detrás de tí". Tampoco el reptil perdió demasiado tiempo en darse a la huida. Aunque rastreamos a fondo la zona, no pudimos dar de nuevo con él.

Un par de días más tarde, tuvimos otros dos encuentros serpentinos, aunque menos amenazantes: una serpiente de agua (parecida a una angula, pero mucho más grande) y una inmensa serpiente de rata, de color verde amarillento. Su cuerpo medía entre dos y tres metros, con un díametro de unos quince centímetros aproximadamente. Bellísimo especimen. Me hubiese encantado fotografiar la serpiente, pero no encontré ningún voluntario que quisiera retenerla mientras me iba a buscar la cámara.

Contrariamente a la cobra, la serpiente de rata no representa una amenaza para las personas. No es serpiente mordedora, sino constrictora y, como su nombre indica, se alimenta principalmente de ratas. Ocasionalmente, ranas, pájaros y ardillas también forman parte de su menú. Esperamos que no le dé por comer gatito, pues nos dolería perder a nuestro nuevo protegido.

Llegó al instituto la semana pasada, de la mano de un guardia de seguridad. Vive detrás de su caseta, entre los escombros de la obra. Todos los días, le traemos comida a escondidas. No teníamos muy claro su género hasta que Yoshimi nos sacó de dudas. Como quien lee un libro Braille, espatarró al animal y, pasando la yema del dedo índice entre sus piernas, anunció su fallo con autoridad y aplomo: "es chica". Pese a esta revelación, los participantes han decidido bautizarla con el nombre de "Louis", en honor a Braille.

Os presento a nuestra pequeña Louis Braille:



Se sospecha que tuvimos otro visitante esta semana, aunque contemos con un solo testigo ocular y fehaciente. Se dice que un hermoso macaco se escapó del zoo de Trivandrum hace un par de años y que, desde entonces, nadie ha podido dar con él. Varias veces ha sido divisado en el vecindario, pues el pícaro Hanuman se cuela dentro de las casas para sisar su alimento. Nora afirma haberlo visto merodeando el instituto, moviéndose agilmente entre las ramas.

Después de Hanuman, vino Ganesha. La semana culminó con la visita de dos elefantes, que desfilaron en procesión delante del instituto. Los recibimos con gran excitación, pues la mayoría de participantes nunca habían tenido ocasión de tocar la rugosa piel de un elefante. Aquí os dejo con algunas fotos de la conmoción que se produjo en torno a los paquidermos...

domingo, 25 de enero de 2009

Tres continentes en apuros...

Nuestra segunda semana se cierra con once bajas por enfermedad (cinco europeos, incluida una española, cuatro africanos, dos americanos y un asiático corriendo al baño cada quince minutos para reponer combustible en nuestro tanque de bio-gas), una cancelación (Tina, nuestra participante de Filipinas, no ha podido reunirse con nosotros debido a la delicada salud de su padre) y cero fatalidades. Great success!

Claro que tanta "cagaleta" tuvo su impacto con el ritmo de las clases y ensayos. La semana pasada organizamos un seminario sobre diversidad cultural, que culminaba este fin de semana con tres espectáculos después de la cena.

La programación incluía:
  • Viernes 23: espectáculo asiático - como sólo contábamos con cinco participantes asiáticos, decidimos juntarlos con Hussni, nuestro participante saudí.
  • Sábado 24: eurovisión, con dos añadidos de ultramar - Marco, nuestro participante colombiano, y Rose, formadora estadounidense.
  • Domingo 25: el "bombazo", ¡con trece participantes africanos!
El orden de los espectáculos no se había dejado al azar. Dejándonos llevar por estereotipos, decidimos poner de avanzadilla a los asiáticos "que seguro serán los más reservados y algo sositos", y terminar con los africanos, "de fijo exuberantes y marchosos", para lograr un clímax apoteósico. Entre polos extremos, a los europeos y americanos, no nos quedaba otra que hacer de embutido.

Claro que no fuimos los únicos en pecar de prejuiciosos. Ayer me enteré de que Hussni, el saudita, al escuchar que le había tocado con el grupo oriental pensó: "¿Cómo? ¡Pero si estoy mucho más cerca de África! ¡Que me pongan con los africanos!). En cuanto a los africanos, psicológicamente presionados por nuestras álgidas expectaciones, urdieron un plan para espíar los ensayos euro-americanos (poca cosa habrán podido sonsacarnos), al considerarnos sus únicos rivales.

Con lo que los europeos no habíamos contado fue con el brote de una pequeña epidemia viral, focalizada en Trivandrum, que causó la baja de más del 70% de nuestros intérpretes. Con sólo tres reuniones a nuestras espaldas (la primera para debatir, la segunda para decidir, y la tercera para "hacer algo" y criticarlo), tuvimos la buena idea de posponer nuestra fabulosa actuación para la semana que viene.

Llegó el viernes por la noche y tres continentes tomaron asiento en el auditorio para escuchar (y algunos contemplar) la producción oriental.

Nos dieron una lección magistral, pillándonos a todos por sorpresa. Se habían inventado una trama muy graciosa, en la que un patoso marciano (Amjad, nuestro dramaturgo nepalés), recién llegado a la Tierra, emprendía una gira turística por Oriente. Se encontró primero con una japonesa, ataviada con un precioso kimono. Yoshimi nos entusiasmó con una canción a capela, que nos dejó a todos y todas con la piel de gallina y sin aliento. Después llegaron los Tibetanos y cantaron igual de bien. También Kyila lucía un espléndido traje tradicional. Khom nos tocó el tambor y Hussni, vestido de jeque, nos enseñó una danza del desierto. El espectáculo terminó con actuaciones indias. Pynhoi, engalanada con un precioso vestido de seda rojo propio de su tribu norteña, los Kashi, nos emocionó con su voz de soprano. Le siguió Tiffany, nuestra recepcionista, que lucía un sari verde y nos deleitó con un cántico hindú. Por último, el grupo entero unió sus voces para cantar el himno de Kerala, dirigidos por Sree, que además de ser nuestro contable es un virtuoso de carnática, la música clásica india.

Tras cada actuación, estruendosos aplausos. El espectáculo culminó con una atronadora ovación, con tal vigor que seguro llovieron cocos en toda la región. Entre vítores y palmas, escuché a uno de los liberianos susurrarle a Mohamed: "Director, creo que necesitamos otro ensayo". Al mismo tiempo, Rose y yo nos buscamos con la mirada. Acercándome a ella, le comenté: "Houston, we have a problem!".

Así que ahora tenemos a tres continentes en apuros, por culpa de los supuestamente "apocaditos" asiáticos. Toma ya, para que aprendamos a fiarnos de las apariencias.

Esta noche veremos lo que nos deparan los africanos. Mi pronóstico para la semana que viene es que a nuestro consorcio euro-americano le esperan retorcijones y más cagaletas.

En cuanto a mí, única representante de la madre pátria, me voy a cargar el mito de que todos los españoles llevamos el ritmo en la sangre, resucitando una de nuestras desfasadas glorias (no me abucheéis), Mocedades... Ay, amor de hombre, que estás haciéndome llorar una vez mááás...

Eso sí, esta misma tarde me busco a un buen sastre, ¡que me cosa un traje de farales!

Fotos de la actuación asiática:

sábado, 17 de enero de 2009

Primera semana...

Hace un par de meses, un tal "Rasec" se preguntaba cómo íbamos a terminar las obras a tiempo para la apertura del instituto y si entre dos batallas (al bienvenido advenedizo recomiendo leer entradas antiguas del blog, sobre nuestras incesantes luchas contra desastres de toda índole: chapuzas, huelgas, festividades, filosofías mañaneras, monzones y plagas varias) encontrábamos tiempo para preparar las actividades académicas del curso.

Ahora ya puedo responder a la primera pregunta (a la segunda, por falta de tiempo, mejor ni contesto).

El curso arrancó este lunes 12 de enero, en medio de un gran clamor de martillos y taladradoras. Utilizamos sólo la mitad de las aulas (o sea, dos), mientras las otras siguen sirviendo de taller a los carpinteros. Después de seis meses de reiteradas promesas y sucesivos incumplimientos, seguimos sin generador eléctrico y sin red inalámbrica de internet para todo el campus (con un solo rúter en la oficina, la señal no alcanza hasta las aulas).

En fin, mejor no hacer elenco de todas nuestras frustraciones. Lo bueno de trabajar en un escenario como éste es que por fuerza aprendemos a sacar partido de lo que tenemos, en lugar de lamentarnos por lo que nos falta.

Entre el 8 y 10 de enero fueron llegando nuestros participantes. Alquilamos un mini bus y organizamos toda la logística de recogida al aeropuerto, bienvenida y orientación. Aparte de cuatro maletas extraviadas (afortunadamente recuperadas en el transcurso del mismo día) , cuatro liberianos desaparecidos, sin rastro, en Nigeria (afortunadamente localizados también en el mismo día, en el aeropuerto de Lagos, y redireccionados hacia la India veinte horas más tarde), y una emergencia hospitalaria en el primer día de clases (afortunadamente sólo cuatro participantes y un capacitador han padecido fiebre, diarrea y/o vómitos esta semana, y nadie se ha ahogado todavía en el lago), la operación "llegada" nos fue bastante bien.

Esta primera semana ha sido realmente extenuante para todos. Apenas he tenido tiempo de dormir ni de comer, con que mucho menos de escribir. Pero me siento inmensamente feliz y orgullosa de formar parte de este proyecto. Son los participantes los que me dan ánimo, alegría y fuerza para seguir trabajando:

Gyentzen y Kyila, venidos del Tíbet
Pynhoi y Tiffany, de la India
Khom, de Nepal
Yoshimi, de Japón
Marco, de Colombia
Hussni, de Arabia Saudí
Eric y Julius, de Ghana
Sahr, Johnson, Victor y James, de Liberia
Robert, Jane y Lucy, de Kenia
Xavier, de Sud África
Mohamed, de Sierra Leona
Martin y Holi, de Madagascar
Robbie, Stephan y Jessica, de Alemania
Karin, de Noruega

Y esperamos una persona más, Tina, de las islas Filipinas, que por problemas de visado no llegará sino hasta principios de la semana que viene.

Con cada participante, nuestro campus se va llenando de nuevas voces, idiomas, risas, canciones, instrumentos musicales, historias y testimonios increíbles. Y por encima de todo, de una energía descomunal. Aunque echan de menos a sus familias, todos han expresado felicidad y agradecimiento por estar aquí. Y por los comentarios que he escuchado hoy, también están muy contentos con las actividades que hemos organizado para esta primera semana.

Para algunos, ésta es la primera vez que salen de su país. Algunos nunca habían viajado en avión. Sahr nunca había escuchado en vivo el sonido de un violín antes del fin de semana pasado. Y el otro día, Robert salía del lago tiritando, no por frío sino emoción, pues en sus más de treinta años de vida nunca antes se había bañado en un cuerpo de agua natural.

Y en cuanto a mí respecta, creo que nunca antes había sido tan feliz estando tan cansada.


Fotos tomadas esta mañana, durante una "caza del tesoro":