sábado, 14 de febrero de 2009

Mi especial día de San Valentín

Hoy ha sido un día especial y no por ser día de enamorados.

Ayer por la noche me colé en la cocina para preparar una tortilla de patatas y cortar chorizo ibérico, que me había traído de España en noviembre. Esta mañana, once participantes, un catalista (así llamamos a los formadores) y yo, cargamos con nuestros bocatas (y mi súper tortilla) en dirección a la parada de autobús. Primera parada en la capital city, para abastecernos de coca colas, papas, chocolate, galletas, etc, etc. Una hora más tarde, pillamos otro autobús en dirección al "Veli Tourist Village", lugar elegido para nuestro almuerzo campestre.

Llegamos tan hambrientos que nuestro primer objetivo fue encontrar un pedacito de cesped sombreado para sentarnos a comer. Mi tortilla se volatilizó en menos de cinco minutos y lo mismo le pasó al chorizo. Una vez llenos los estómagos, empezamos a relajarnos y a echar unas risas. Los ciegos tienen un sentido del humor por encima de la media y no paramos de gastarnos bromas.

"Johnson, ven aquí que te voy a echar una foto" - los liberianos siempre se ponen muy contentos cuando salen en las fotos - "sube estas escaleritas y detrás hay una estatua enorme: tú toca la estatua mientras yo te retrato... y de paso me dices qué te parece la escultura". Allá va Johnson, palpando con las dos manos una teta monumental. En diez segundos ya lo vio todo muy claro y, con voz entrecortada por la risa, empezó a llamar a todos sus colegas ciegos. Me dio tiempo a tomar muchas fotos (muchas de las cuales no subiré aquí, para no ofender a los protagonistas) antes de que llegara el segureta y nos amonestara, no tanto por el manoseo de los liberianos sino más bien porque las kenianas habían empezado a escalar la escultura.

Tras este pequeño incidente, nos fuimos a disfrutar de las oportunidades acuáticas del parque. Primero hicimos un recorrido en barco por el lago, nosotros trece junto con una pareja india y su hija. A pesar de que les chafamos la intimidad romántica del paseo (nuestro grupo se dedicó principalmente a hacer guerras de agua), la familia solo nos dedicó amigables sonrisas. Después del crucero, nos fuimos caminando a la playa.

Muchos de nuestros amigos africanos nunca han tenido oportunidad de bañarse en el mar, con lo que se creó una gran conmoción. Primero nos acercamos al agua con timidez, para mojarnos los pies, pero pronto el agua nos llegó hasta las rodillas. Las olas del mar arábico no son como las de casa, la verdad es que son colosales. En cuanto se nos acercaba una ola gigante, nos poníamos a gritar "Tsunamiiii!!!". Todos a gritar y a correr como locos hacia la arena. A la que nos íbamos envalentonando, algunos empezamos a correr al encuentro de las olas. Poco a poco, los más miedosos se atrevieron a seguirnos.

De nuevo, la diversión fue interrumpida por un vigilante. Regresamos a la orilla, con nuestras ropas totalmente empapadas y arena hasta en la ropa interior (la cultura local no permite el uso del bañador, aunque muchos turistas no se corten). Nuestra amiga japonesa fue la que más problemas tuvo en secar su ropa, pues se había metido en el agua con vaqueros. Hussni, el saudita, fue el único en no mojarse (con la excusa de vigilar las mochilas), así que se dedicó a gastarnos bromitas: "Chicos, ¿pero es que no os ha informado Isabel de que estamos en una playa nudista?"

De regreso hacia la parada de autobuses, descubrimos nuevas estatuas y tambien unos caballos. Johnson, que en su vida nunca había visto un caballo, se emocionó al tocarlo (por supuesto en seguida me pidió que le sacara una foto ecuestre).

Dos autobuses y una hora más tarde, volvíamos al campus. De camino al instituto, ya estábamos haciendo planes para la próxima excursión...


Fotos de la excursión, tomadas el 14 de Febrero del 2009:

sábado, 7 de febrero de 2009

Somos noticia

La semana pasada recibimos la visita de mi buena amiga Reema Narendran, reportera del Indian Express. Puede que algún lector aún recuerde un artículo suyo, publicado hará cosa de cinco meses y dedicado a mi tocaya y compatriota - Isabel Corres.

Esta mañana ha salido su reportaje sobre el instituto, en primera plana del suplemento cultural de Trivandum.



Creando autenticos "visionarios"

En el IISE, junto al lago Vellayani, Sabriye Tenberken está formando a un grupo de motivados invidentes, procedentes de catorce países distintos.

En un rincón apacible, junto al sereno lago Vellayani, una mujer está cambiando el mundo para 25 personas procedente de 14 países. Sabriye Tenberken, ciega pero con una visión envidiable, está formando a un grupo de ciegos en liderazgo, gestión de proyectos, informática, técnicas de comunicación, dirección, finanzas, relaciones públicas, etc.

Las clases empezaron hace un par de semanas, en las aulas de ladrillo y barro del Instituto Internacional para Empresarios Sociales (IISE), con la llegada de los participantes. Volaron desde el Tibet, Colombia, Nepal, Alemania, Ghana, Kenia, Madagascar, Liberia, Sierra Leona y Sudáfrica.

Comenta Isabel Torres, formadora: "De repente, este lugar se ha llenado de luz. No paramos quietos: en todas partes gruyen personas, voces, canciones, participantes tomándose el pelo. Tenemos diversión para rato". La energía positiva que se desprende de este lugar es tan contagiosa que despierta creatividad hasta en el más reservado.

Los participantes, venidos de todas partes del mundo, dicen de Sabriye que es una poderosa motivadora. "Nos empuja a creer en nuestras habilidades. Pone tanta confianza en nosotros que siempre nos sentimos motivados por sus palabras", nos cuenta Eric Ofori de Ghana. Sabriye Tenberken fue elegida héroe asiático y europeo hace unos años e incluso ha sido nominada para el premio Nobel de la paz.

El curso, titulado "Viaje en Cinco Actos" se desarrolla a lo largo de 11 meses. El primer acto consiste básicamente en una introducción al programa, facilidades, cultura y lenguaje locales. "Aquí prodrás escuchar 'namaskaram'(1) en por lo menos 12 acentos distintos", comenta Rajesh, de East Fort. Incluso ya les ha ensenado a contar en Malayalam.

El grupo también está haciendo sus pinitos con la gastronomía local. Los alumnos de Ghana opinan que los platos a base de tapioca son un pariente lejano de lo que ellos llaman "Arple". Otros están sufriendo dificultades a la hora de adaptarse a la comida india. "El instituto está buscando chefs que conozcan la cocina continental", explica Paul Kronenberg, pareja de Sabriye.

El programa de orientación también incluye actividades para romper el hielo, descubrir los sueños o aspiraciones de los demás participantes, apreciar sus diferencias culturales, etc. Nos cuesta imaginar que hayan tenido hielo alguno por romper, pues ya parecen una gran familia.

"Hussni Buggis es nuestro papá", bromea Holinaina Rakotoarisoa, de Madagascar. Hussni, quien ya está al mando de un centro vocacional en Saudi Arabia, ha sido bautizado con el apodo de "Ottakam".

"Ottakam" (2) fue una de las primeras palabras que aprendieron en Malayalam.

Sabriye apuesta con firmeza por sus participantes, quienes una vez terminada su formación serán capaces de luchar por sus derechos, negociar con líderes gubernamentales y fomentar el cambio de mentalidades con respecto a grupos marginados, mediante la creación de proyectos sociales en sus regiones y países.

"Aquí estamos adquiriendo una formación de alta calidad, que no podríamos conseguir en ninguna otra parte del mundo. Agradecemos al gobierno de Kerala que haya permitido a Sabriye fundar aquí este magnífico centro. Aquí vemos crecer nuestro conocimiento y competencias. Confiamos en que vamos a hacer realidad nuestros sueños", nos comenta Marco Benavides de Colombia.

El segundo acto del curso, "Encontrando mi voz" incluye clases de comunicación (debate, interacción, resolución de conflictos), oratoria (uso de la voz, cómo hablar en público, presencia escénica), medios de información (radio, prensa, televisión). "Hey, pronto publicaremos nuestros blogs!", exclama una entusiasmada Yoshimi.

El tercer acto estriba en "Hacer realidad". "Todos los actos son interesantes, suponen un reto. Especialmente el tercero, en el que vamos a empezar un proyecto real, organizar eventos, hacer relaciones públicas, recaudar fondos, etc", nos explica Marco.

En el cuarto acto, que se titula "Mundo salvaje", los participantes abandonaran el instituto durante dos meses para realizar prácticas en el seno de distintas organizaciones no gubernamentales. Durante el quinto acto, "El cielo es tu único límite", terminarán de concretar sus visiones. "Incluye la preparación de propuestas, presentaciones, presupuestos, informes, levantamiento de fondos, etc. En otras palabras, implica poner nuestros sueños por escrito", concluye Eric.

De seguro que tienen muchos sueños, de variados matice y magnitudes. Yoshimi Horiuchi, de Japón, quiere establecer una "biblioteca para todos", llevando este concepto a las zonas rurales del sudeste asiático. "El conocimiento es esencial y todo ser humano debe de tener acceso al mismo, ya sea ciego, vidente, discapacitado o anciano. Más adelante también quiero establecer centros de formación", explica Yoshimi, de sonrisa perenne.

Karin Broske, de Noruega, advierte que ser mujer y discapacitada al mismo tiempo es un doble reto. Está deseando crear un centro de apoyo para las mujeres, con oportunidades de formación en el area informática. "Ottakam" quiere montar un centro de formación para invidentes, en masaje terapéutico, y Holinaina, "Holy" para sus amigos, quiere empezar un centro de formación empresarial para ciegos en su país.

Frente a tanto entusiasmo, no cabe sino esperar que estos meros 11 meses sean lo único que se interponga entre sus sueños y la realización de los mismos.

(1) "Namaskaram": saludo en Malayalam (idioma oficial de Kerala)
(2) "Ottakam": camello en Malayalam